Al revisar el desarrollo del ser humano, nos encontramos con que en las primeras etapas de nuestras vidas nos sentimos con mucha energía, vigorosos y nuestra salud en términos generales es muy buena; no obstante biológicamente comenzamos a presentar deterioros orgánicos en nuestra adultez joven y esta situación es muy poco visible. A su vez, esta evolución será más marcada si padecemos de alguna enfermedad y si principalmente no cuidamos de nuestra salud física y mental.
En esa secuencia la percepción de la muerte varía de acuerdo a a la madurez mental y por ejemplo un joven no piensa en ella en ese momento, debido a su expectativa de vida y sueños; sin embargo un adulto mayor se enfrenta a una realidad totalmente distinta, ya que sus familiares y amigos semejantes a ellos, comienzan a fallecer debido a enfermedades, debilitamiento, causas repentinas, entre otros y esto los lleva a pensar y sentir la muerte como algo cercano o peor aún como una probabilidad casi inmediata..
Algunos se ven obligados a dejar el trabajo que tanto aman, ya sea por su jubilación o por bajo rendimiento debido a padecimientos en su salud. Retirarse con honores sería lo ideal más no siempre esta condición se cumple. Esta nueva realidad les genera cambios que implican: desadaptarse de rutinas, hábitos, costumbres y pertenencia social, produce shock y negación. Hay que reconocer que esto no es fácil y sobre todo cuando su mundo gira alrededor de un evento.
En la mayoría de los casos en su trabajo está su identidad y principalmente si éste implica funciones de jerarquía, en donde la posición exige cumplir con grandes demandas. Estos cambios le afectarán significativamente y le generarán reacciones a nivel cognitivo, emocional, físico, social, conductual y hasta espiritual, ya que no sólo contará con más tiempo libre sino que además le impactará en su aspecto económico pues recibirá menos ingresos.
Por otra parte, algunos individuos se ven obligados a vivir con sus hijos o parientes, debido a la precariedad de su salud y poca independencia, saliendo de sus hogares, de su privacidad e intimidad, volviéndose dependientes y sintiéndose poco útiles por la carencia de habilidad que poseen y que están perdiendo.
Una dimensión importante en el ser humano desde que nacemos, es la sociedad y lo que encontramos en ella forma parte de nuestro de desarrollo a través del tiempo. Las relaciones interpersonales comienzan a disminuir, el círculo de amistades se vuelve selectivo y más valorado. La vejez trae consigo muchas pérdidas, entre ellas: la pareja, los amigos, los vecinos intrañables y eventualmente hasta los hijos y esto genera mucho dolor, en momentos en los que no nos sentimos con la fortaleza necesaria para afrontarlo.
Estos múltiples eventos que pueden suceder en la ancianidad pueden percibirse de muchas formas, de acuerdo a la personalidad, grupo de apoyo, salud mental y forma de la pérdida. Desarrollar la resiliencia a través del tiempo nos vuelve como un roble de fuertes más debemos aprender a valorar la vida de otra forma y esta es la gran tarea: ante las pérdidas hacer nuevos diseños de nosotros mismos.
¿Cómo podemos apoyar a nuestros adultos mayores cuando están atravesando una pérdida?
El proceso de aceptación y readaptación requiere de tiempo y ellos necesitan experimentar sentimientos y emociones, que en ocasiones son contraproducentes.
Se hace necesario brindarles:
● Acompañamiento sincero y escucha activa.
● Proponerles y guiarlos a realizar actividades que les ayude a descargar tensiones mentales y físicas, evitando que gasten energías en pensamientos negativos.
● Cuidar su alimentación e higiene del sueño.
● Integrarlo en las reuniones familiares.
● Brindarle afecto y tiempo de calidad de forma asertiva.
● Dejarles compartir experiencias con personas de su misma edad.
● Valorar sus aportaciones y actos que realicen.
Si eres un adolescente o un adulto joven, pregúntate: ¿Qué es la vida y cómo te ves en los próximos años? En estos momentos de tu vida de qué forma afrontas las situaciones de crisis o pérdidas? …Cuando seas un adulto mayor como tus padres o abuelos, cómo te gustaría ser tratado o acogido?
De esa manera podrás, no sólo ponerte en el zapato o en el rol de un adulto de la tercera edad, sino que podrás sentir lo que él siente y sin lugar a dudas podrás ayudarle y comprenderlos mejor.
Si tienes algún familiar que esté pasando por múltiples pérdidas y necesita ayuda o acompañamiento, no dudes en acudir a un especialista.
