Re-educación emocional

Culpa

La sensación de «esto no hubiera pasado si yo hubiera…» encierra esencialmente el sentimiento de culpa. Esta, desde la perspectiva psicológica, surge de una evaluación cognitiva y afectiva que hace cada individuo de su propio comportamiento, tras la cual concluye que no hizo, o dejó de hacer, lo correcto en algún momento.

Existen dos dimensiones de la culpa: una sana, que presupone normas interiorizadas y nos motiva a ayudar a los demás y a ser responsables de nuestras acciones, y otra no sana, remordimiento que mantiene atada la conciencia a los errores del pasado, roba el presente y asusta respecto al futuro; hace del individuo su propio juez, ocasiona angustia, inseguridad, inestabilidad emocional, dependencia, vergüenza, rabia, tristeza y depresión. Quien la padece puede sentir miedo al castigo, humillación y remordimiento por haber fallado.

En el duelo, la culpa no sana es especialmente perjudicial, pues puede ser arrastrada por años. Ello puede ocasionar otras pérdidas, como disminución de la red de apoyo y alejamiento de la familia. Sin embargo, para superarla y mantenerla dentro de límites sanos, es necesario sentirla y confrontarla con la realidad, lo cual ayuda a asumir las responsabilidades por errores u omisiones, disuade de repetirlos y desata el nudo triste del pasado.