Si solo pensar en ir a trabajar le angustia, se siente cansado y sin ánimo, deprimido, malhumorado, piensa que nada le sale bien, quiere dejar el trabajo y su entorno le reprocha su irritabilidad, quizá padezca el síndrome de burnout (haberse quemado). Este síndrome afecta a personas que ayudan a otros por profesión, como empleados de salud, educación, trabajadores sociales, policías, bomberos y otros.
El burnout se caracteriza por agotamiento físico y mental, actitudes negativas en las relaciones interpersonales e insatisfacción por falta de realización personal. Normalmente son las personas del entorno las que se percatan de estos síntomas, que pueden agravarse hasta crisis existenciales, depresión crónica, abandono de la profesión y el suicidio. Para prevenirlos, se recomienda que la persona se fije metas adaptadas a la realidad, perdonar y aceptar nuestras limitaciones, trabajar según se exija, pero sin sacrificar la dignidad, y equilibrar la vida profesional con la personal.
Los compañeros de trabajo también pueden contribuir a prevenir y tratar el burnout, propiciando un buen ambiente, colaborando más que compitiendo y promoviendo espacios de reflexión. Las organizaciones, por su parte, pueden disminuir la burocracia interna, mejorar los canales de comunicación entre los niveles, involucrar a los equipos en las decisiones que les incumban, fomentar la capacitación y diagnosticar factores de estrés, con el fin de disminuirlos.