El duelo traumático se produce ante un evento inesperado que involucra una o múltiples pérdidas, ya sea por catástrofes, asesinatos, accidentes, atentados, entre otros. Se le define como traumático por el impacto y estrés postraumático que produce, esto lo convierte en un evento difícil de superar.
El recibir una noticia inesperada nos produce shock y constituye un trago amargo sobre la realidad de la vida.
La culpa excesiva e imaginaria bloquea la primera tarea del duelo, surge la negación, el doliente repite en su mente frases como estas: «Y si hubiese venido el día anterior», «Y si lo hubiera cuidado más» o «Pude haberlo/a ayudado, pero no estuve para él/ella.»
La elaboración de este duelo nos conduce a aceptar que hay cosas que ocurren y no podemos controlar. A veces comenzamos imaginar si tan solo pudiésemos retroceder el tiempo y haber disfrutado más con aquella persona, o anhelamos que esa noticia sea una mentira o una equivocación. Algunos modifican la ideología de la vida y comienzan a vivirla de forma impulsiva, como si fuese el último día; otros redireccionan sus metas, pensando en hacer lo que aman o en memoria del ser querido.
Acompañamiento frente a un duelo traumático
Aunque le mencionemos e intentemos ser asertivos a través de las respuestas, el doliente no se aliviará o calmará instantáneamente. Lo importante es brindarle una escucha activa; si no sabemos qué decir o cómo responder, podemos reconfortarlo con nuestro acompañamiento o un abrazo.
Debemos estar conscientes de que cada proceso es único. Respetar la vivencias y estar dispuestos al acompañamiento, son claves.
Algunas frases que pueden ser de ayuda son:
● Estoy aquí para lo que necesites.
● Llámame cuando quieras.
● Si deseas compañía, no dudes en escribirme.
● Si te sientes cómoda/do, puedo acompañarte a realizar gestiones o tareas cotidianas.
Duelo traumático en tiempos de pandemia
Al enfrentarnos a una problemática de alcance mundial que ha dejado millones de muertos, sentimos una presión por conservarnos estables de salud, mantener distancia social, tener una higiene activa e intentando buscar un equilibrio económico. Ello nos somete a un alto grado de ansiedad y estrés; pero cuando a estas variables se agrega una noticia inesperada, como: «Su padre a fallecido» o «Su abuela se enfermó de covid y está agonizando», el saber que no podemos verlos o acompañarlos en sus últimos minutos de vida nos genera rabia, tristeza y culpa. No podemos dejar a un lado las personas que han muerto por otras causas repentinas, como derrame cerebral, ahogamientos, accidentes de autos, suicidios, entre otras.
Cada experiencia crea y deja una marca en la vida del individuo. Un buen afrontamiento y manejo del duelo redirige nuestro rumbo. No todos logran transformar el dolor en aprendizaje. No es fácil mantenerse de pie cuando sentimos que el mundo se nos viene encima por algo que no esperábamos y no deseábamos que pasara nunca.
Si estás pasando por un momento difícil y sientes que no puedes solo/la, busca ayuda de un profesional idóneo.
Por Ivonne Gómez